La “Soledad” una palabra a la que la mayoría de los seres humanos tememos, incluyéndome.
Artist: "Poti (Atelier Poti's house)" |
''Por Gabriela Rodríguez''
La “Soledad” una palabra a la que la mayoría de los seres humanos tememos, incluyéndome. Contando mi experiencia personal, siempre le había temido a la oscuridad y el quedarme sola. Pensaba que la soledad era sinónimo de peligro; cuando estaba pequeña pensaba que algún monstruo saldría debajo de mi cama, en la adultez sentía que los problemas me sobrepasaban estando sola.
A medida que crecemos la sociedad nos implementa que la “soledad” es un estilo de vida malo. En el ámbito de las relaciones siempre es mejor tener pareja y estar rodeado de millones de amigos; nos inculcan que debemos mantenernos siempre cerca de un familiar, si es posible tener amantes o incluir en una tu vida privada a tus compañeros de trabajo, lo importante es no estar solo. Si no tienes ningún ser humano cerca, compra, aunque sea un pez para no estar solo. La soledad es un agujero negro sin salida, según nuestra historia.
Esa es la vida que siempre hemos conocido, pero tengo otras noticias para ustedes, existe otra realidad, una que no conocemos mucho, y es que la soledad es ¡Maravillosa!
No quiero confundir la soledad con ser un ermitaño (qué tampoco es malo), pero los seres humanos necesitamos en algún momento de nuestras vidas espacios libres, acompañados de ese ser al que todos temen para conectarnos con nosotros mismos y nuestro entorno.
En estos tiempos la vida se divide en: tráfico, trabajo, comidas, reuniones, cenas, fiestas, pocas horas de dormir, ir al supermercado, ir de compras, volver a dormir, fiestas, entre otras cosas. Siempre estamos rodeados de personas, de actividades, de compromisos y decimos: “No he sentido el tiempo”, claro, es porque estás desconectado. Es como si tu mente y cabeza estuvieran fuera de ti cumpliendo todas esas obligaciones, tu te quedarás dormido es algún lugar del espacio y cuando todo se calma no sabes donde se ha ido el tiempo.
El desconectarnos de nosotros trae consecuencias tales como: insatisfacción, tristeza, desgano, inclusive irrealidad porque no sabemos lo que realmente ocurre afuera, dejamos de saber quiénes son nuestros amigos, pareja, compañeros, el trabajo en el que estamos, quiénes somos nosotros ¿A qué me refiero? A que muchas veces por estar acompañados, por cumplir compromisos no nos damos cuenta de que la comida que nos alimenta no es nutritiva, que nuestra pareja no cumple con nuestros objetivos, que nuestros amigos no lo son en realidad, que el trabajo en el que nos encontramos no nos gusta, que las fiestas a las que asistimos ni tan siquiera son de nuestro interés. Pero aún lo hacemos por no estar solos.
La soledad nos brinda esas ventajas, es como si nos diese unos lentes con los que podemos ver desde otra perspectiva nuestras vidas.
En mi experiencia, la mayoría del tiempo buscaba personas con quien estar, sin importar si eran fructíferas para mi vida, no me importaban que fuesen tóxicas, lo único que me interesaba era sentir que tenía a alguien. A muchos les pasa, en mi caso era falta de seguridad y confianza en mí.
Me sentía mal al estar sola porque no me podía dar la seguridad a mi misma que todo estaría bien, no tenía la confianza en mí misma que podría resolver los problemas que viniesen, no tenía la autoestima suficiente para saber que no necesitaba estar bien con los demás o buscando su aprobación, sino que conmigo era suficiente.
Pero la vida me obligó a estar sola para darme cuenta de que no necesito a nadie más, y estoy segura de que muchos quisieran estarlo, pero tienen miedo.
Empecemos por cambiar la creencia que soledad es sinónimo de “peligro” o es “malo”. La soledad en el siglo XXI no es tu enemiga. Si es verdad que la compañía y el tener amigos puede alargar tu vida, también la soledad por lapsos de tiempo puede ayudarte.
En la vida estresante que llevamos es necesario parar un momento y ver qué es nuestra vida ¿Tenemos lo que realmente quisiéramos? ¿Nos sentimos bien? Dejar por un momento a los amigos, a las fiestas, a la pareja, a la familia, a la mascota, a los compañeros y tener una tarde solo para nosotros. Esto recargará tus energías.
Puedes escoger una noche o un fin de semana solo contigo y hacer lo que más te gusta: viajar, ir al cine o simplemente pasar un día de descanso en tu hogar. Así podrás reflexionar y estudiarte, conocerte mejor, además qué aprovecharás el tiempo haciendo lo que más te guste, esto mejorará tu actitud y tu buen humor.
A medida que crecemos la sociedad nos implementa que la “soledad” es un estilo de vida malo. En el ámbito de las relaciones siempre es mejor tener pareja y estar rodeado de millones de amigos; nos inculcan que debemos mantenernos siempre cerca de un familiar, si es posible tener amantes o incluir en una tu vida privada a tus compañeros de trabajo, lo importante es no estar solo. Si no tienes ningún ser humano cerca, compra, aunque sea un pez para no estar solo. La soledad es un agujero negro sin salida, según nuestra historia.
Esa es la vida que siempre hemos conocido, pero tengo otras noticias para ustedes, existe otra realidad, una que no conocemos mucho, y es que la soledad es ¡Maravillosa!
No quiero confundir la soledad con ser un ermitaño (qué tampoco es malo), pero los seres humanos necesitamos en algún momento de nuestras vidas espacios libres, acompañados de ese ser al que todos temen para conectarnos con nosotros mismos y nuestro entorno.
En estos tiempos la vida se divide en: tráfico, trabajo, comidas, reuniones, cenas, fiestas, pocas horas de dormir, ir al supermercado, ir de compras, volver a dormir, fiestas, entre otras cosas. Siempre estamos rodeados de personas, de actividades, de compromisos y decimos: “No he sentido el tiempo”, claro, es porque estás desconectado. Es como si tu mente y cabeza estuvieran fuera de ti cumpliendo todas esas obligaciones, tu te quedarás dormido es algún lugar del espacio y cuando todo se calma no sabes donde se ha ido el tiempo.
El desconectarnos de nosotros trae consecuencias tales como: insatisfacción, tristeza, desgano, inclusive irrealidad porque no sabemos lo que realmente ocurre afuera, dejamos de saber quiénes son nuestros amigos, pareja, compañeros, el trabajo en el que estamos, quiénes somos nosotros ¿A qué me refiero? A que muchas veces por estar acompañados, por cumplir compromisos no nos damos cuenta de que la comida que nos alimenta no es nutritiva, que nuestra pareja no cumple con nuestros objetivos, que nuestros amigos no lo son en realidad, que el trabajo en el que nos encontramos no nos gusta, que las fiestas a las que asistimos ni tan siquiera son de nuestro interés. Pero aún lo hacemos por no estar solos.
La soledad nos brinda esas ventajas, es como si nos diese unos lentes con los que podemos ver desde otra perspectiva nuestras vidas.
En mi experiencia, la mayoría del tiempo buscaba personas con quien estar, sin importar si eran fructíferas para mi vida, no me importaban que fuesen tóxicas, lo único que me interesaba era sentir que tenía a alguien. A muchos les pasa, en mi caso era falta de seguridad y confianza en mí.
Me sentía mal al estar sola porque no me podía dar la seguridad a mi misma que todo estaría bien, no tenía la confianza en mí misma que podría resolver los problemas que viniesen, no tenía la autoestima suficiente para saber que no necesitaba estar bien con los demás o buscando su aprobación, sino que conmigo era suficiente.
Pero la vida me obligó a estar sola para darme cuenta de que no necesito a nadie más, y estoy segura de que muchos quisieran estarlo, pero tienen miedo.
Empecemos por cambiar la creencia que soledad es sinónimo de “peligro” o es “malo”. La soledad en el siglo XXI no es tu enemiga. Si es verdad que la compañía y el tener amigos puede alargar tu vida, también la soledad por lapsos de tiempo puede ayudarte.
En la vida estresante que llevamos es necesario parar un momento y ver qué es nuestra vida ¿Tenemos lo que realmente quisiéramos? ¿Nos sentimos bien? Dejar por un momento a los amigos, a las fiestas, a la pareja, a la familia, a la mascota, a los compañeros y tener una tarde solo para nosotros. Esto recargará tus energías.
Puedes escoger una noche o un fin de semana solo contigo y hacer lo que más te gusta: viajar, ir al cine o simplemente pasar un día de descanso en tu hogar. Así podrás reflexionar y estudiarte, conocerte mejor, además qué aprovecharás el tiempo haciendo lo que más te guste, esto mejorará tu actitud y tu buen humor.
Te lo digo por experiencia propia. Te prometo que de esta experiencia tendrás grandes ventajas, te conocerás mejor y esto, a su vez, te ayudará a tomar mejores decisiones ¡A saber lo que quieres!
Cuando sepas quién eres, lo que te falta, lo que quieres, la soledad no será más tu enemiga, sino tu aliada, tu amiga, tu hermana.
Así que toma la píldora de la soledad de vez en cuando, para conectarte contigo nuevamente.
© Autor del escrito: Gabriela Rodríguez
Mindalia
© Autor del dibujo: "Poti (Atelier Poti's house)"
Si reenvías este texto, respeta el trabajo del autor, no borres la fuente ni cambies su nombre. Se consciente de tu ética espiritual, Gracias, Gracias, Gracias.
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